lunes, 17 de noviembre de 2014

NOTEOLVIDO DE LA LLUVIA

La lluvia teje un pañuelo
con hilos de anochecer;
salgo a esperarte y me digo:
si escampa te vuelvo a ver.

Pero llueve en gotas largas
y no deja de llover.
Si escampa que yo te vea,
y si no escampa, también.

María Cristina Ramos
El mar de volverte a ver
Editorial Quipu, 2014

Foto: NOTEOLVIDO DE LA LLUVIA

La lluvia teje un pañuelo
con hilos de anochecer;
salgo a esperarte y me digo:
si escampa te vuelvo a ver.

Pero llueve en gotas largas
y no deja de llover.
Si escampa que yo te vea,
y si no escampa, también.

María Cristina Ramos
El mar de volverte a ver
Editorial Quipu, 2014

jueves, 13 de noviembre de 2014

PRIMOS

Soy la hija y ella está -quiero decirme-.
Ella alborando sartenes en la cocina de baldosas rojas
ella que riela sobre el blanco del mantel de otro tiempo
mientras hablo con los que dicen que soy la hija de la tía

y lo dicen con el acento de haber vivido
en los recodos de los mismos ríos pequeños
en las caladuras de las mismas sombras
en el resplandor doméstico de las hierbas serranas

llueve una lluvia que alienta el cobertizo
y en esta noche celebro,
con el plumaje de los árboles jóvenes,
los frutos y las estrellas que alhajan
y las niñas creciendo.

De Cae la nieve

María Cristina Ramos

martes, 11 de noviembre de 2014

LEVE

Cada uno se arropa como puede,
como le va pidiendo la intemperie,
cada uno se agrega el tul profundo
para las noches más serenas.
Cada cual se levanta
y se deshoja
livianamente para el día,
cada cual con un cacharro añoso
y una leve cuchara
para el sabor que cuenta.
Cada cual cada quien que nunca es tarde
para elegir la trama que precise,
la labor más prolija
el párpado más rústico
y la orilla donde el agua quiebra
sus cristales y los junta
para poder mirarse y no encontrarse
y seguir a la busca.

De Cae la nieve
María Cristina Ramos


Foto: LEVE

Cada uno se arropa como puede, 
         como le va pidiendo la intemperie, 
cada uno se agrega el tul profundo 
         para las noches más serenas. 
Cada cual se levanta 
         y se deshoja 
               livianamente para el día, 
cada cual con un cacharro añoso
         y una leve cuchara 
               para el sabor que cuenta. 
Cada cual cada quien que nunca es tarde 
para elegir la trama que precise, 
        la labor más prolija 
             el párpado más rústico 
y la orilla donde el agua quiebra 
             sus cristales y los junta 
para poder mirarse y no encontrarse 
             y seguir a la busca.

De  Cae la nieve
María Cristina Ramos