viernes, 26 de abril de 2013

La luna lleva un silencio


  • Título: La luna lleva un silencio
  • Autor: María Cristina Ramos
  • Ilustrador: Paula Alenda
  • Editorial: Aique/Anaya
  • ISBN: 978-987-06-2057-6
  • Tipo de texto: poesía
  • Primera edición: 2010 (Ed. española, 2009)


"Que en la rama estaba
sentadito el aire,
bajo una sombrilla
de papel flotante.
Camisa de hoja,
pantalón de baile
y una capa fresca
de clavel del aire.
Estaban tan calmas
las sombras de sauce,
que se columpiaban
para no olvidarse
que en la rama estaba
sentadito el aire."

Poemas a la luna y al cielo, a las travesuras del viento y los susurros de la mar. Poesía sobre los avatares de sapos, ratones, cangrejos, ranas, ovejas y arañas, también alguna luciérnaga y un gusanito de seda. Los secretos de las caracolas y el cantar de la calandria y el zorzal. Estos son algunos de los temas abordados en La luna lleva un silencio.
Este libro de poemas en una puerta para que los pequeños lectores se adentren en la musicalidad, el ritmo y la rima invitados por un estilo impecable que complace todos los sentidos. Se trata de una poesía colmada de metáforas, imágenes sensoriales, repeticiones y anáforas. El excelente trabajo con el lenguaje da cuenta de la belleza de las palabras que se despliega en todo su esplendor y significante.
Algunos tópicos pueden parecer recurrentes en la autora pero se trata de su propia búsqueda: su fascinación por los cielos patagónicos, las preguntas sobre la luna que la rodeaban en la infancia y su interés en captar los misterios de la naturaleza. Dice Borges, y cita Ramos en la sección Escribieron y dibujaron, que“hay una hora de la tarde en la que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos, pero es intraducible como una música…”.
Las ilustraciones de Paula Alenda generan, probablemente por su estilo y la técnica elegida, el clima perfecto para sumergirse en estos misterios tan bellamente vestidos. Y es muy  interesante la decisión de dejar que algunas imágenes se traspasen al reverso de la hoja. Se genera así una sutileza acorde con el espacio poético creado y se resignifican los difusos límites que a veces hallamos en la naturaleza, como suele ocurrir entre el mar y el cielo.
Por la calidad de esta obra poética (y lo que me genera a mí como lectora) debería ser un derecho de todos los niños leer o escuchar estos poemas. 



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