miércoles, 30 de enero de 2013

DAMASCOS




Bajo el hilo del agua que consiente, abrir en dos los mundos del damasco, hemisferios venidos del sueño de la tierra. Estiba de suave pulpa, espiras de su aroma. Cubrir con dunas de azúcar, dejar en el reposo de la olla. Habrá un deslizamiento de cristales entre las oquedades del damasco. 
Domesticar el fuego en una llama que susurre. Posar en él la olla y preguntarle acerca de sus lentas sensaciones, de sus dulces memorias de cocina. Remover en redondo, en eses y en estrella, pulsando el largo tallo de cuchara en que se espiga la madera.
A fuego lento un tiempo de gotas de aire ardiente; el fuego es como el tiempo.
El dulce es como el tiempo, que de pronto se ha ido.

En un claro del mundo
Editorial Ruedamares
Foto: DAMASCOS

 Bajo el hilo del agua que consiente, abrir en dos los mundos del damasco, hemisferios venidos del sueño de la tierra. Estiba de suave pulpa, espiras de su aroma. Cubrir con dunas de azúcar, dejar en el reposo de la olla. Habrá un deslizamiento de cristales entre las oquedades del damasco. 
 Domesticar el fuego en una llama que susurre. Posar en él la olla y preguntarle acerca de sus lentas sensaciones, de sus dulces memorias de cocina. Remover en redondo, en eses y en estrella, pulsando el largo tallo de cuchara en que se espiga la madera.
 A fuego lento un tiempo de gotas de aire ardiente; el fuego es como el tiempo.
 El dulce es como el tiempo, que de pronto se ha ido.



De En un claro del mundo
María Cristina Ramos
Editorial Ruedamares

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