viernes, 27 de marzo de 2015

DESIERTO DE MAR


El hombre del faro
cuenta que lo vio;
cresta de horizonte
en la cerrazón.
Era un barco enorme
pero no era nada,
luz que desvanece,
error de mirada.
Alto en el oleaje,
bullicio en cubierta,
mascarón lejano
de brumas inciertas.
Dice que asomaba
su proa dudosa,
encendía luces,
lenta nebulosa.
Y después cesaba
solo de alumbrar,
oleaje en silencio,
siniestro grisal.
El hombre del faro
domaba sus dudas,
enviaba sus luces
como quien saluda.
La distancia entonces
traía tañidos
de extrañas campanas
de barcos hundidos.
Y después cesaba
todo de sonar,
y el paisaje era
desierto de mar.
Barcos que aparecen
sueltan a volar
preguntas que el mundo
prefiere olvidar.
No hay barcos fantasmas
en ningún lugar...
(Lo dicen los hombres,
no lo dice el mar).
María Cristina Ramos



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario: