y era el otro de coral.
El primero hilaba un hilo
en la orilla de la mar,
-un largo hilito de niebla
que juntaba al caminar-.
El de coral se encendía
en los silencios del mar,
y en los eclipses de luna
contaba su soledad,
-la contaba en moneditas
hechas de vidrio cristal-.
Cruzaron cielos y mares
busca que te buscarás.
Paso de luna en el aire,
paso de espuma en la mar.
Los dos miraban su sombra
que caminaba a la par,
por ver si alguna otra sombra
se acercaba a conversar.
Pero nunca se encontraron,
nunca en el mundo real,
aquel cangrejo de luna
y el cangrejo de coral.
Ahora, juntas por la arena,
dos sombras se ven cruzar.
Una sombrita es de luna;
otra sombra, de coral.
María Cristina Ramos
“Romances y otros amores”
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