viernes, 25 de enero de 2013

PIEDRAS DE COLORES


Ella a él, un día,
le contó una cosa;
(el aire latía 
su inicio de rosa).

Él, al otro día,
le mostró un dibujo;
(el lápiz punteaba
su papel de brujo).

Por una semana
contaron estrellas,
(lunares de él,
pequitas de ella).

Él, que se sabía
un largo poema,
(caballo de luna 
saltando en la arena).

Ella, que cantaba
el romance aquel,
(el de Catalina
bajo su laurel).

En el infinito
de un año de escuela,
llevaron un vuelo 
pegado en las suelas.

Y en las vacaciones,
él se fue a Perú,
y ella lo soñaba
trepada en su luz.

Amores que fueron, 
dicen, que se van
a orillas de un río 
que no tiene mar.

Piedras de colores,
cielos reflejados,
risas y dolores
los enamorados.


De Las sombras del gato 
Panamericana Editorial
Colombia.




Foto: PIEDRAS DE COLORES

Ella  a él, un día,
le contó una cosa;
(el aire latía 
su inicio de rosa).

Él, al otro día,
le mostró un dibujo;
(el lápiz  punteaba
su papel de brujo).

Por una semana
contaron estrellas,
(lunares de él,
pequitas de ella).

Él, que se sabía
un largo poema,
(caballo de luna 
saltando en la arena).

Ella, que cantaba
el  romance aquel,
(el de Catalina
bajo su laurel).

En el infinito
de un año de escuela,
llevaron un vuelo 
pegado en las suelas.

Y en las vacaciones,
él se fue a Perú,
y ella lo soñaba
trepada en su luz.

Amores que fueron, 
dicen, que se van
a orillas de un río 
que no tiene mar.

Piedras de colores,
cielos reflejados,
risas y dolores
los enamorados.

                                              De Las sombras del gato  
                                              María Cristina Ramos
                                              Panamericana Editorial
                                              Colombia.

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