lunes, 7 de enero de 2013

MIMBRE


En el centro del patio está el sillón de mimbre que cruje como si respirara. Los crujidos comienzan si es largo el tiempo de la seca. En el centro del verano otras voces miden la lejanía. Abuela, ¿te llevo agua fresquita? Viene un hilo de tejer desde un extremo del viento. El hilo roza la mano, luego dibuja una lazada. El brillo metálico parpadea en las agujas y un sonido de frecuencia escasa va marcando algo parecido a un caminar. 
Es el atardecer y las luces se inclinan hiriendo algunas sombras. Es el atardecer y ella piensa en él, que no regresa. 

Foto: MIMBRE


          En el centro del patio está el sillón de mimbre que cruje como si respirara. Los crujidos comienzan si es largo el tiempo de la seca. En el centro del verano otras voces miden la lejanía. Abuela, ¿te llevo agua fresquita? Viene un hilo de tejer desde un extremo del viento. El hilo roza la mano, luego dibuja una lazada. El brillo metálico parpadea en las agujas y un sonido de frecuencia escasa va marcando algo parecido a un caminar. 
         Es el atardecer y las luces se inclinan hiriendo algunas sombras. Es el atardecer y ella piensa en él, que no regresa. 


De Cae la nieve
María Cristina Ramos

De Cae la nieve

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