con hilos de anochecer;
salgo a esperarte y me digo:
si escampa te vuelvo a ver.
Pero llueve en gotas largas
y no deja de llover.
Si escampa que yo te vea,
y si no escampa, también.
María Cristina Ramos
El mar de volverte a ver
Editorial Quipu, 2014

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| Fotografía F. Torres Otero www.panoramio.com |

El viento había empezado a llevarse el mundo. Se había puesto prepotente y cruel a medida que las horas pasaban y ya se habían volado las alas de algunos techos. Por eso la gente dejó trabajos y ocupaciones y corrió a protegerse. Algunos alcanzaron a amarrar sus pertenencias y a juntar de los patios lo que podía juntarse; aseguraron puertas, taponaron resquicios.